Tiempo de lectura: 3 min
Este artículo es en realidad, más sobre mi opinión personal que de alguna de las teorías psicológicas que he estudiado. Después de todo, en el tema de la monogamia y poliamor, cada quien decide por sí mismo.
De hecho, es un tema que he estado contemplando durante toda mi vida.
Aceptémoslo: la vida no es ningún cuento de hadas. No todo pasa de acuerdo a como mejor nos convenga. Es imposible. Tendremos pérdidas, decepciones y arrepentimientos. Pero lo importante es seguir adelante de alguna manera.
Hoy, estaba hablando sobre la monogamia con un amigo y me he dado cuenta de algo. Algo muy simple que no mucha gente ve. La monogamia presenta un mayor riesgo e inseguridad y mucha menos estabilidad de lo que uno esperaría.
Veamos a la monogamia como una inversión, sin tomar en cuenta la pasión, las emociones y la moral.
El principio de la monogamia es sencillo. A conoce a B, se sienten atraídos el uno hacia el otro, notan la posibilidad de un futuro hipotético entre ellos, así que dejan de salir con otras posibles parejas. Lo anterior, suele ser un momento clave en la evolución de la relación entre A y B, pero también es un momento curioso, considerando que todavía es muy pronto para planes más serios. Sin embargo, en algún punto de este proceso, se vuelve inaceptable que ya sea A o B, siga saliendo o buscando a otra persona en el contexto de una relación, o peor aún-que mantenga una relación paralela.
Pero, ¿en dónde se pone el límite? ¿Después del primer beso, el primer encuentro sexual o el primer encuentro sexual satisfactorio?
Eso ya nadie te lo puede decir. No hay normas y la decisión es tuya, puede ser que te genere angustia, pero la angustia es el precio que uno paga por su libertad de ser y elegir.
Lo que más angustia es que es en ese preciso instante en el que la inversión comienza. Me refiero a la continua inversión de sentimientos, emociones, sueños y esperanzas sobre el futuro de la pareja. Y puedes perderlo todo.
Por el otro lado, la poliamor parece una inversión más segura. Ya que no arriesgas perderlo todo al mismo tiempo, e incluso, si pierdes a alguien, puedes tener a otra persona que sea más adecuada para tus necesidades, o mientras encuentras a alguien mejor. Además, cuando tienes varias relaciones paralelas, puede ser que esperes diferentes cosas de cada compañero. Si sabes aprovechar, tomarás de cada quien sólo lo que sabe y está dispuesto(a) a dar. Así no tendrás que presionar y pedir más.
Debo confesar que alguna vez he experimentado con ambas estrategias y creo firmemente que ser monógamo puede ser más doloroso, pues puede causar inseguridad y ansiedad. Entregar tu corazón a una persona es, como mínimo, difícil. El miedo de perder a tu pareja te acelera el corazón, hace que te suden las manos y que te comportes de manera rara reaccionando con celos. Estas emociones pueden provocar el fin de una relación. Mantener el frágil balance de poder en tu relación se vuelve cada vez más difícil en tanto más formal sea ésta; eventualmente, hasta podrías sentirte inseguro(a) y débil. Puede ser doloroso.
Esta es la paradoja de la monogamia. Buscar una pareja estable con el fin de sentirse más seguro, firme y fuerte, pero al final es una ilusión. Las relaciones no pueden hacer que ganes confianza en ti mismo.
¿Cual es mi opinion?
Bueno, simplemente no puedo decir qué es lo mejor. La canción que escucho ahora mismo dice que lo mejor es “escuchar a tu corazón”. Si estás listo para este riesgo- tómalo. ¡Vale la pena!
Observa a la persona que ha estado contigo por un año, o dos, o diez. Si ahora mismo no tienes pareja, imagínala y piensa, que estar con esa persona es (o será) el mayor riego que tomarás en tu vida, tu mayor inversión. Piénsalo. Pero recuerda que no debes esperar que siempre sea fácil, y que eso lo hace aún más emocionante.
¿Quieres charlar sobre el artículo? Deja un comentario o envíame un e-mail con tu opinión y no te ovlides a seguirnos en Facebook.