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A veces las personas más cercanas que tenemos tienden a cortar nuestras alas.
Hay muchas razones legítimas para que lo hagan. Sus creencias, sus temores, ansiedades o falta de fe les pueden condicionar a intentar a desanimarte cuando tomas algo nuevo, valiente y emocionante.
Las reglas del pensamiento positivo dicen que no deberías prestar atención a lo que piensan tus amigos y familiares, especialmente cuando son altamente pesimistas. Pero, ¿es esta la mejor opción para ti?
Muchos clientes me preguntan cómo convencer a sus seres queridos para hacer un cambio significativo como, por ejemplo, mudarse a otro país o iniciar un nuevo negocio. Algunos de ellos están decepcionados por la falta de apoyo, pero esta resistencia es normal y ocurre constantemente. Nadie es inmune al pesimismo y muy a menudo la gente desaprueba tus valientes planes porque se preocupa por ti.
Estoy segura de que estás tentado/a a tomar en cuenta sólo los comentarios positivos. Es fácil vivir en negación y fingir que el negativo no importa, pero ¿es esto lo mejor que puedes hacer?
¿Cuál es mi consejo?
Escuchar a todos muy atentamente y analíticamente, porque el futuro de tu idea depende de ello.
¿Qué es lo que intento decir?
No trates de evitar la negatividad de tu familia y amigos. Nada más escúchalos analíticamente. Haz preguntas, aprenda más sobre sus preocupaciones. Investiga por qué creen que tu idea no va a traer éxito. ¿Cuáles son sus creencias, qué posibles dificultades creen que podrías tener? ¿Qué experiencia tienen con intentar algo similar? Tal vez después de debatir sobre estos temas, estarás aún mejor preparado/a para defender tu proyecto o aprenderás algo valioso sobre posibles dificultades.
Tal vez algunos de ellos no estarán dispuestos a conversar en detalle todo inmediatamente, pero a lo mejor más tarde tendrás la oportunidad de hacerlo. Si están tensos o nerviosos o simplemente asumen saber mejor, sea paciente y muy pronto se abrirán a hablar.
¿Qué vas a ganar?
- Más información sobre posibles problemas;
- Comprensión de las preocupaciones, sentimientos u arrepentimientos personales de la gente más cercana a ti;
- Debate abierto sobre cómo tu proyecto afectará a otros, lo que conducirá a una mejor comprensión de las preocupaciones de las personas que tienen derecho a poner veto a tus decisiones;
- Incluso podrías ganar el argumento de inmediato y convencerlos de que sabes lo que estás haciendo.
La vida sería demasiado agradable si pudiéramos tomar decisiones audaces todo el tiempo sin tener que convencer a nadie de que tenemos proyectos verdaderamente valiosos. Pero este no es el caso. Algunas personas dependen de tus decisiones y, a veces, no estarán tan convencidas. El primer paso es “vender” tu proyecto a los más cercanos y ver a dónde te llevara.
No esperes una aprobación de 100% porque no la necesitas y no es nada realista. Pero sin embargo, esté preparado para defender tus ideas sin rendirte. Así aprendes a sacar lo valioso de cada discusión.
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