La felicidad es algo que construyes por ti mismo. Requiere tiempo, energía y reflexión. Nadie puede regalarte felicidad, sino que es algo por lo que debes luchar cada día. Y, por supuesto, tú tampoco puedes regalar felicidad a los demás.
El amor incondicional es el mayor regalo que puedes entregar a alguien, mientras que el apoyo, entendimiento y compasión, sería lo mínimo que les debes a quienes realmente amas. Sin embargo, no serás capaz de hacer feliz a quien no puede ser feliz por sí mismo.
Si lo que quieres es ver en los ojos de otra persona que has sido tu quien logró que todas sus penas, miedos y preocupaciones desaparecieran; no lo lograrás. No aspires a convertirte en un salvador. Lo que sí puedes hacer, es convertirte en una persona de confianza y ofrecer tu apoyo a quien esté listo para buscar tu ayuda– de hecho, eso ya es bastante.
Las relaciones estables son dinámicas y mutuas. Es decir, dos o más personas comparten sentimientos positivos de apoyo y compasión. Esto refuerza su vínculo, pero si uno de los involucrados no es capaz de cuidarse a sí mismo, realmente dudo que esa persona pueda establecer una relación funcional.
Si sientes que tu pareja es incapaz de cuidar de sí misma y sólo te quedas en una relación tóxica por culpa o porque te sientes responsable, créeme: al final, nadie saldrá beneficiado.
Claro que esto no quiere decir que estoy aconsejando a los lectores a terminar sus relaciones si es que tienen problemas de vez en cuando. Todos nos enfrentamos a dificultades, pero si la persona con quien estás no puede resolver sus propios problemas, te recomiendo que le brindes todo tu apoyo para que lo haga por sí misma, en lugar de que seas tú quien tenga que resolverlos.
Esto también aplica a las relaciones con los padres, amigos y familiares.
Recuerda que el mejor regalo que puedes dar a quienes amas es su independencia.
¿Estás listo para hacerlo?
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