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Ver a un terapeuta es un gran paso hacia una mejor salud mental. Aunque no es barato, es una inversión importante en su bienestar actual y futuro.
La terapia es un paso hacia el logro de objetivos que no pueden ser evaluados en términos monetarios como la felicidad, la buena relación con la familia, la vida sin ansiedad, etc. Y eso es lo que todos deseamos ¿no?
Durante el proceso de escucha terapéutica los psicólogos se concentran en los problemas particulares de sus clientes pero así, por lo general, no mencionan tres hechos importantes acerca de la psicoterapia, que, en mi opinión, todo el mundo debería tener en cuenta.
- 99% del trabajo lo realizas tú. Paradójicamente el terapeuta ha estudiado más de 10 años sólo para saber cómo influir lo menos posible. Así que ¿por qué estás ahí? Vas allí para que él/ella pueda utilizar todo su conocimiento obtenido con el fin de facilitar tu propia transformación. Su trabajo no es que te diga lo que tú tienes que hacer con tu vida.
Imagínate que has contratar un instructor en el gimnasio. Por supuesto que sacaras gran provecho de sus conocimientos, pero él no va a levantar las pesas en tu lugar.
- Lo que la demandas no es necesariamente lo que realmente deseas. No hay manera de explicar esto a alguien. No hablamos de ello hasta que en la terapia no se llaga a un nivel de autocuestionamiento profundo. La gente exige muchas cosas, pero casi ninguna de ellas le haría más feliz. En el tratamiento psicológico los clientes tienden a aprender a hacer la diferencia entre deseos vacíos y cosas que en realidad los hacen más contentos y saludables. No hay manera de que un terapeuta podría ser capaz de distinguir entre ellos de antemano (excepto en algunos casos muy obvios). Por eso la terapia tiene que ser individual y enfocada en la personalidad única de cada uno de los clientes.
- Una buena terapia es en realidad “un ahorro de costes”. No sé cómo expresarlo de forma más científica. Con un precio de 50 a 300 euros por hora, ir a terapia parece ser un gasto significante, pero piénsalo en detalles. La terapia no es solamente inversión en tu futuro.
Me gustaría hablarte acerca de la actualidad. Piensa en tus hábitos poco saludables y cuánto le costarán mensualmente. Piensa en el coste de múltiples viajes en taxi para los que llegan siempre tarde, los cigarrillos, el alcohol … Si eres un hombre con autoestima baja es posible que se sientes obligado a pagar por todo cuando vas a una cita, o incluso quizás compras un montón de regalos innecesarios a tu novia por temor a que ella te podría dejar. Y si eres una mujer con autoestima baja, es probable que gastes mucho en cosméticos y tratamientos de belleza que en realidad no necesitas. Quizás estas redecorando una y otra vez una casa que nunca se siente como un hogar. Estos son sólo algunos pocos ejemplos de los gastos posibles que tienes cuando no te sientes al gusto con tu mismo.
Piénsalo. Incluso si al final no vayas ver a un terapeuta, porque al final una profunda reflexión puede cambiar tu vida bastante.
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