Hace un año, entrevisté a varias mujeres para mi tesis doctoral. Les pregunté sobre sus familias, el amor y la felicidad. Una de ellas me compartió una historia sobre su padre, quien era una persona sabia y muy positiva. Cada vez que él hablaba con sus hijas, se aseguraba de hacerles una sencilla pregunta, que no mucha gente se atreve a hacer – “¿Eres feliz, cariño?”
¿Eres feliz?
¿Acaso hay alguna pregunta más importante para nuestros familiares o amigos? Es una pregunta tan simple y, a la vez, muy compleja.
¿Eres feliz? ¿Sí o no?
La felicidad es adquirir cierto nivel de tranquilidad mental y sabiduría. Te da una amplia perspectiva sobre tu vida. Integra tu pasado, con tu presente y el futuro.
La felicidad no es sólo un momento en tu biografía. Hay un malentendido muy común sobre la felicidad: sólo puedes alcanzarla bajo ciertas circunstancias, o cuando X evento finalmente te ocurra. Cualquiera de tus logros, posesiones y relaciones que tengas no te harán feliz por sí mismos. Si esperas que algún factor externo vaya a hacerte feliz, deberías de dejar esa ilusión.
La felicidad no radica en el pasado. Por muchos recuerdos felices que tengas, no deberías de asumir que ya ha se ha agotado tu felicidad. Tienes la capacidad de crear nuevos momentos felices siempre.
Paradójicamente, la felicidad tampoco radica en el presente. En el “aquí y ahora” se vive el placer, la emoción de lograr algo nuevo o de afrontar valientemente algún reto, pero eso no es felicidad. La felicidad es algo permanente.
¿Y entonces?
La felicidad es una conjunción del pasado, presente y futuro. Es la habilidad de recordar los buenos momentos con mayor claridad que las penas. Es la reacción infantil y divertida ante las sorpresas, la habilidad de emprender nuevas actividades con entusiasmo.
Ser feliz es ser capaz de disfrutar los momentos placenteros del presente y darte la oportunidad de vivirlos sin culpa. Es la habilidad de permitirte sufrir cuando pierdes algo (o alguien) especial para ti, sin intentar comprimir el dolor dentro de ti donde, poco a poco, te dañará más a lo largo de tu vida. La felicidad es la habilidad de hablar con las personas que quieres sin juzgar ni ser juzgado; permitirte ser vulnerable y creer que tarde o temprano las cosas saldrán bien.
Una persona feliz es alguien que es creativo y encuentra la manera de perseguir y lograr sus metas, y si esas metas parecen imposibles de conseguir – lo cual sucede muy a menudo – es importante aprender la lección e intentarlo de nuevo, encontrando una manera diferente de mejorar. La felicidad es la habilidad de dejar ir tus sueños para crear nuevos sin perder el entusiasmo.
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