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Para cada ruptura se necesitan dos personas. Posteriormente de la ruptura cada uno puede averiguar qué tan herido(a) se encuentra, y en función a eso, cada quien podrá decidir si puede llamar a su ex o no.
Tú eres la persona que te conoce mejor que nadie y eres el único que puede evaluar si los problemas que no se podían superar la primera vez pueden ser reevaluados y posiblemente arreglados la segunda.
Sin embargo, mis observaciones en este tipo de situaciones me hicieron creer algunas cosas.
Las palabras que no fueron dichas, nos queman por dentro. Puede ser que estabas muy afectado/a cuando has hablado con tu ex anteriormente y ahora que finalmente has logrado calmarte, tal vez ya estás listo/a para tener una conversación madura.
El tiempo no cura las heridas emocionales pero nos da perspectiva… ¡Eso es aún mejor! Es bueno que hayas tenido tiempo para pensar en la situación entre vosotros.
Una conversación seria no puede hacer daño, pero… debes estar preparado/a para todo. Él/ ella podría haber cambiado y podría dejar de estar interesado/a en estar contigo. También podéis volver a estar juntos pensando que esta vez “será diferente”, pero puede que no lo sea.
Piensa como te sentirías con cada posible resultado de la conversación con tu ex, y luego, podrás decidir si las experiencias negativas que causaron la ruptura son aún vigentes. Piensa en tus sentimientos y decide si estás listo/a para esta conversación y luego decídete llamar ahora, luego o nunca.
Si te sientes listo para tener una conversación seria y sin dramas innecesarios; sientes que has descubierto realmente el problema con la relación; o te sientes preparado para seguir adelante y perdonar, entonces sí que estás en el mejor momento para hacer esa llamada.
¿Qué ocurre después? Depende de vosotros dos. Si son capaces de tener una conversación profunda y significativa, entonces definitivamente vais a tener mucha más claridad sobre por qué debéis o no estar juntos… y esta claridad (aunque su resultado sea no volver) es lo mejor que puedes esperar.
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