La zona de confort: ¿De verdad vale más lo malo por conocido que lo bueno por conocer?

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El dicho popular implica que es mejor lidiar con algo malo sólo por ser a lo que estamos acostumbrados, que atrevernos a probar algo nuevo porque podría ser peor.

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Entiendo que siempre hay un elemento de riesgo al intentar nuevas experiencias, pero para mí, eso de “más vale malo por conocido que bueno por conocer” suena más a invitación. A una invitación a quedarnos en la famosa zona de confort.La zona de confort es un estado mental y de comportamiento en el que no hay estrés, o la cantidad de éste puede ser considerada como neutral. La zona de confort también puede ser definida como un espacio figurativo y autoimpuesto en el que los límites están claramente delineados y mientras no los cruces, te sentirás seguro. Justo como el refrán, en principio suena muy agradable. Sin embargo, esto también significa que no estás utilizando todas tus capacidades porque, inmerso en la rutina del día a día y en la relativa seguridad que ésta crea, no tomas riesgo alguno.

Es cierto que hay gente que es, efectivamente, feliz viviendo dentro de dicha zona. Después de todo, el propósito de habitar en la zona de confort es que brinda sensación de protección. Sin embargo, hay otro tipo de personas, más del tipo de “el que no arriesga no gana” y para ellas, la zona de confort, más que un sentido de seguridad, les da un claustrofóbico sentido de vivir en un pequeño cuarto en el que ni ellas ni su potencial pueden salir.

Si por ninguna razón aparente te irritas, te sientes aburrido, eres más propenso que antes a poner excusas para empezar nuevos proyectos o sientes envidia de los proyectos de los demás…¿Ya lo adivinaste? Estás inmerso en la zona de confort y necesitas salir. Ya.

Para hacerlo sólo necesitas hacer una cosa, no es fácil, pero por lo menos es sólo una: derrumbar la pared del miedo. Una de las razones por las que la mayoría de la gente no emprende cosas nuevas es el miedo, miedo a fracasar, a ser juzgados, incluso hay quienes temen al éxito. Es decir, se teme a lo que sea que amenace a cambiar el equilibrio personal. No es ninguna novedad que los cambios asustan, pero también es la única manera en que podemos descubrir cosas nuevas y salir de la zona de confort. Derrumbar la pared.

Por supuesto, lo anterior no significa salir a buscar aventuras extremas, pero si a probar diferentes cosas. Cambiar la rutina poco a poco puede ayudar. Escoge un tipo de comida diferente para probar cada fin de semana, pide a un amigo que te recomiende un libro aunque no sea del género que regularmente lees, toma una ruta distinta al trabajo, etc. Recuerda que tienes que empezar con pasos pequeños y de esa manera, se reducirá el miedo. Una vez que tu zona de confort se vaya expandiendo, sentirás los cambios y podrás tomar decisiones más importantes. Pues estar instalado en ella es lo que suele impedir cambiar de trabajo, de pareja o de casa ya que, aunque sientas que no es lo adecuado para ti, que no es lo que quieres, el miedo a romper el equilibrio establecido puede ser paralizante.

La vida está llena de altos y bajos que no podemos controlar, ese no es motivo para quedarnos en el pequeño cuarto de confort con paredes de miedo. Podemos perder al tomar riesgos pero eso lleva implícito que también podemos ganar. Yo digo más vale bueno por conocer que malo por conocido.

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